By Luis Manuel López
ETAPA 01 Empecé la ruta en Santa Eulalia de los Oscos, municipio situado en la zona occidental de Asturias y perteneciente a la comarca de Los Oscos, una de las siete Reservas de la Biosfera declaradas por la Unesco en Asturias.
Para poder moverme por la zona decidí ubicar mi campamento base en Ventoso, una aldea situada a 10 minutos de Santa Eulalia de Oscos y en la que encontré una vecina que me ofrecía la posibilidad de acampar en el terrenito de su casa con unas vistas espectaculares de la zona.
Ella misma ejerció de guía turística de primera mano y, siguiendo el dicho según el cual ‘Quien mejor conoce la tierra es quien pace en ella’, me decanté por seguir sus recomendaciones y visitar el mazo de Mazonovo y la cascada Fervenza Seimeira de Vilagocende.
Tal y como me había indicado mi particular guía, el mazo de Mazonovo se encuentra a 10 minutos de Ventoso. Se trata de un conjunto formado por el propio mazo y por un taller de forja que datan del siglo XVIII. Es una visita muy recomendable porque, además de recibir las pertinentes explicaciones in situ, tienes la posibilidad de ver uno de los últimos mazos de Europa en funcionamiento.
Siguiendo la sinuosa carretera comarcal LU-740, y tras cruzarme con menos coches que dedos tengo en la mano en los 25 km que recorrí, llegué a Fervenza Seimeira de Vilagocende. Un lugar tan mágico como oculto a la vista del turista con prisas. No en vano, para llegar a él tienes que aparcar la moto y andar unos metros. Así lo hice y al llegar me encontré con un salto de agua de 50 metros de caída vertical con agua procedente del Río Porteliña que me dio unas tremendas ganas de darme un bañito. Finalmente, las sustituí por sacar la cámara y hacer un buen puñado de fotografías y disfrutar de un pequeño ágape en el merendero cercano que hay.
ETAPA 02 Abandonando la comarca de los Oscos me dirigí a Cudillero por la carretera AS-12 y AS-13. No fue una elección casual. Si tu opción es circular por carreteras secundarias o terciarias éstas dos son elecciones ganadoras: carreteras estrechas y llenas de paisajes espectaculares. Lo más fácil ahí es disfrutar mientras conduces la moto. A 137 km me encontré con uno de los pueblos de Asturias más bonitos y curiosos por la disposición de sus casas, sus estrechas calles y la altura a la que se encuentran.
A 2 horas y media por las AS-17 y N-634, a unos 130 km por la zona de Ribadesella, se llega a la Cuevona. Un túnel natural o gruta de unos 300 metros de longitud que da el único acceso a una aldea llamada Cueves. Sin duda, una experiencia increíble. Yo me quedé perplejo al ver la impresionante altura y profundidad de la gruta. No convienen las prisas en lugares así, para poder introducirse por completo en semejante espectáculo y alcanzar a percibir toda su belleza.
ETAPA 03 Después de la Cuevona partí hacia Fuente Dé por las carreteras AS-379 y N-634 por las que, tras unos 128 km, alcanzamos Unquera. A partir de ahí, seguimos por la nacional N-621 hasta Fuente Dé. Si sois aficionados al senderismo es el lugar perfecto, pues es el punto de partida de numerosos itinerarios de dificultades y longitudes variadas. También podéis optar por subir al teleférico, que salva un desnivel de 750 m, y hacer noche en el camping que hay arriba. Os podéis imaginar las espectaculares vistas que os encontraréis.
BONUS TRACK Para concluir la ruta, si disfrutáis tanto del off road como yo, os recomiendo una maravilla por el corazón de los Picos de Europa. Se trata de recorrer los 15 km que separan Espinama de Sotres. Sin duda, es una ruta conocida, pero no por ello está exenta de un atractivo espectacular.
Os aconsejo tomarla en ese sentido, es decir, de Espinama a Sotres, porque cerca de la localidad de destino hay una zona más complicada de piedra suelta y, al acometerla de bajada, facilita el control de la moto.
Si hay algo que me da la moto es la posibilidad de disfrutar de paisajes impresionantes, de la cultura y el patrimonio de nuestro país, parte de nuestra propia historia, una gastronomía exquisita, experiencias auténticas y una conexión brutal con la naturaleza. La moto y mis ganas, por supuesto, mi afán por conocer, mi curiosidad inagotable, mi interés observador. Todo ello, junto a mi moto, es siempre más fácil de colmar.
