¡Trans-Ibérica a lo grande!

El verano del pasado 2020 nos pilló un poco de improviso a todos, con esta locura de la Covid, pero aún así queríamos hacer unas ruta a lo grande. ¿Y qué se nos ocurrió? ¡Patearnos toda la península en moto!

Os vamos a contar un poco cómo lo hicimos, para inspiraros a descubrir lo bonito y variado que es nuestro país, y lo bien preparado que está para salir en moto.

Así, listos para la aventura, cargamos nuestra BMW R1200GS con la tienda de campaña, colchón, ropa, trastos y muchas cinchas, y salimos con ganas de Barcelona dirección el Pirineo Aragonés. De camino nos recorrimos el centro de Cataluña, el pantano de Camarasa (que no os podéis perder), y enganchamos la N-260 para disfrutar de los Pirineos. Allí pasamos una noche cerca de Aínsa y seguimos para Jaca y Pamplona por la nacional N240 en la que enganchamos un poquito de tráfico.

Tras un par de días en Pamplona, seguimos para Vitoria, Bilbao y Cantabria. Esa es la zona que menos carreteras secundarias usamos ya que paramos a visitar familia y por razones de tiempo usamos autopistas, ¡no se puede tener todo!

Ya en Cantabria la cosa cambió, y pusimos dirección a los picos de Europa desde Santander. Allí fuimos a buscar la CA281 y la CA184 y nos dirigimos a Potes, ¡disfrutando cada curva del camino! No os perdáis Potes, tiene un encanto genial.

De Potes, el siguiente punto estaba claro, llegar hasta Covadonga para disfrutar de ese precioso páramo asturiano y visitar a la Santina. Desde Potes no hay muchas alternativas, así que usamos la N-621 y luego la AS-114., que vienen cargadas de curvas.

Ya concluidos nuestros días en el norte, fue el momento de empezar a bajar. Desde Covadonga pusimos rumbo a León por la N-625 atravesando el precioso Desfiladero de Los Beyos, ¡y madre mía que carretera! Para luego enganchar la N-621 hasta León para pasar una noche.

El siguiente punto fue Salamanca, usando la ruta de la vía de la plata qué, aunque no muy revirada, estuvo bien y fue el momento de relax y disfrutar de la moto sin prisa.

De la preciosa Salamanca, directos a la Sierra de Gredos, llegando a el Barco de Ávila donde pasamos un par de días con otra parte de la familia. Y de allí, rumbo a Plasencia dando una buena vuelta por Gredos, saliendo hacia el este por la AV-941, para luego coger un trozo de la N-502 y ya desviándonos hacia la AV-923 hasta nuestro destino.

Y de Plasencia, a Cáceres a pasar un día. ¡Esta ciudad nos tiene enamorados y es imposible que pasemos cerca sin parar al menos una noche!

Llegado este punto, y habiendo recorrido ya media península, el calor comenzó a apretar. La siguiente parada era Sevilla, bajando por la autovía de la Plata. Pero con el termómetro rozando los 43oC llegando a la capital Andaluza, decidimos seguir bajando hasta Cádiz, donde unos 27oC de máxima nos parecieron mucho más apetecibles.

Tras un día en Cádiz, cogimos la A-381 camino a Tarifa, uno de mis lugares favoritos de la península, desviándonos en Algeciras para coger la N-340 camino a nuestro destino. ¿Que decir de tarifa? Camping, pescadito frito, ruta por el parque eólico con espectaculares vistas y fotos…

Pero no podíamos quedarnos allí todas las vacaciones, así que tras 3 días en Tarifa, nos fuimos a turistear en Gibraltar, a conducir un rato en el lado equivocado de la carretera, para acabar el día en Ronda. Para subir hasta allí, pusimos dirección a Marbella y nos desviamos por la A-397, una carretera espectacular que sube entre la Sierra de Grazalema y la Sierra de las Nieves.

Una noche en Ronda y camino hacia Granada, vía la A-367 y A-357, con parada obligatoria en el embalse de Guadalteba a matar el calor y descubriendo el Caminito del Rey. Pasamos el día allí y llegamos por la noche a Granada, cogiendo la A-92 porqué se nos hizo tarde.

Y ya de lleno en los últimos días de vacaciones, salimos del calor de Granada dirección Almería, usando la autopista y enganchando la N-340 hacia el final del camino. Nuestro destino, Cabo de Gata, ¡a pasar un par de días de playa, calorcito y preciosas carreteras!

El fin se acercaba, era sábado por la mañana y salimos de Cabo de Gata dirección a Peñíscola, dónde pasamos la última noche antes de llegar a Barcelona por la AP7, a tiempo para deshacer las maletas y descansar antes de volver a trabajar!

En total, casi 5.000Km en un poquito más de tres semanas, cruzando casi todas las Españas. Kilómetro a kilómetro, disfrutamos de buena comida, preciosas vistas, pueblos con encanto, lugares históricos, y espectaculares carreteras que nos sacaron muchísimas sonrisas. Y, sobretodo, redescubrimos la suerte que tenemos de vivir en un país con tantos sabores, con tanta cultura, y con tantas diferencias y similitudes que nos hacen muy ricos.

Muchas gracias a todos por leer un poco sobre nuestras aventuras, aunque resumidas, y espero que os animéis a hacer toda o parte de esta ruta.

¡No os arrepentiréis!