De Costa a Costa

Sierra de Atamaría

Se llama de Costa a Costa, porque va de la Costa Este a la Oeste, pero no las famosísimas estadounidenses, sino las cartageneras. Partiremos desde La Manga, y como podéis ver en el mapa, durante toda la ruta mantengo el mar a mi izquierda, excepto en el inicio de la ruta, donde estábamos a ambos lados: a la izquierda el Mediterráneo y a la derecha el Menor.  

Salgo de La Manga por las Salinas de Marchamalo, donde la carretera es estrecha y con un firme bastante irregular, pero son sólo unos minutos y merece la pena, porque el paisaje salinero es muy curioso. Aunque apenas he empezado a rodar, hago una parada en Cabo de Palos para disfrutar de las increíbles vistas de las calas junto a su espectacular faro, una vista única en la zona.  

Cabo de Palos

Después de esta obligada parada, cojo la autovía RM12, pero solo durante un tramo pequeño, porque a la altura de Los Belones salgo dirección a La Manga Club por la RM314. Al pasar el club, por la misma carretera dirección Portman disfruto de una zona de curvas muy divertida por la Sierra de Atamaría, un buen descanso para poder tumbar un poco la moto. 

Sierra de Atamaría

Mi siguiente parada es la playa de El Gorguel en Portman, y tras una rápida parada continúo por los parajes de la Sierra Minera. Tomo la RM320, un puerto más industrial, pero que aun así tiene su encanto.  

Portman

Entro a Cartagena por el barrio pesquero de Santa Lucía y recorro el característico puerto. Por la Calle Real pierdo de vista el mar, oculto por el Arsenal. Cruzo la Rambla por el Puente de Quitapellejos y me dirijo rumbo a la E22 atravesando el Barrio de La Concepción. Mi siguiente parada es en El Portús, una de las calas cartageneras que más me gusta. Además la carretera RM-E21 que da acceso a ella es muy divertida y permite “bailar” un poco con la moto.  

El Portús

Vuelvo a la E22 para disfrutar de las Cuestas del Cedacero, lugar de peregrinaje de todos los moteros cartageneros para acabar en La Azohia, el final de esta ruta, donde vuelvo a tener el mar mi derecha y cierro el día con el precioso atardecer de fondo, disfrutando de un refresco en una terraza con vistas al agua dorada.