Lo mejor de los Pirineos Franceses

Saludos compañer@s! Me llamo Amanda, tengo 32 años y amo rutear y viajar con Freya, mi BMW F 700 GS, algunas veces en solitario y casi siempre en pareja. Os expongo a continuación una ruta para mí esencial de lo mejor de los pirineos, la cual he realizado tanto en solitario como en grupo. 

Mi refugio cuando necesito rodearme de la inmensidad y belleza que brindan los pirineos. Salimos desde Viella por la N-230 dirección norte hasta coger la N-141 por el sinuoso y divertido Col du Portillon; que hace frontera con Francia.  

Seguimos por la D618A para tomar después la D618 realizando el Col de Peyresourde. Permanecemos en el camino hasta llegar a Arreau para tomar la divertida carretera del Col d’Aspin (D918). Dónde arriba nos esperaran sus vacas para salir en nuestras fotos.  

Continuamos nuestra ruta por la D918 sin abandonarla, para dirigirnos al espectacular y famoso Col du Tourmalet, no olvidéis tomar algo arriba en el bar del puerto y disfrutar de sus espectaculares vistas. Tanto el ascenso como el descenso son una delicia para los sentidos.  

Si os da tiempo he añadido a la ruta acercarnos hasta el circo de Gavarnie (D921), un enclave de cuento con sus cascadas. Seguimos por la D921 hasta Argelés Gazost para tomar la carreterra D918 dirección Col d’Aubisque, pero antes ascenderemos el pintoresco Col de Soulor. Cuando lleguemos a su cima veremos todo el espectáculo de carretera arrimado a una pared de roca y con cierto aire vertiginoso para llegar al famoso y precioso Col de Aubisque. Para mí es el puerto más bonito de los pirineos. Este tramo de Col de Soulor a Col de Aubisque es uno de los tramos que más marcan de los pirineos. 

Un regalo para la vista y los sentidos. Desde Col de Aubisque, nos despedimos de los caballos, y descendemos por la D918 hasta tomar la D934. Hasta llegar a la Frontera del Portalet, la frontera más bonita entre España y Francia. 

Ascendemos hasta Col du Pourtalet que da un cierto aire algún puerto de los Alpes, y disfrutamos de su explosión de verdor y sensación de inmensidad y belleza. Luego nos dirigimos a Jaca, a descansar y a disfrutar de un paseo nocturno por su elegante ciudadela, custodiada por sus ciervos.