By Raúl Medina

¡Aquí va nuestra ruta de 8 días por los castillos franceses! Salimos temprano desde Barcelona en dirección a Montirat por la C16, escogiendo cruzar los Pirineos por el paso que consideramos más bonito, Puigcerdá, discurriendo por carreteras nacionales de asfaltado impecable (C162), por valles sinuosos con bosques y ríos, y atravesando la campiña francesa por la N20 y las A66 y A61 hasta llegar a Toulouse.

Tras dejarla atrás, recorremos un largo trayecto por las carreteras D78, D53, D905 y de nuevo D53 entre montañas en dirección Le Gourp. Terminamos el día en un hotelito muy pequeño y coqueto en pleno campo regentado por una pareja francesa muy amable, Valérie y Michel, un hotel motofriendly muy bonito y cómodo. Comida casera típica francesa muy sabrosa y genuina, con productos de las granjas locales, y con vinos de la región. Para finalizar, disfrutamos de un cielo plagado de estrellas donde pudimos ver incluso la Vía Láctea. Al día siguiente nos dirigimos hacia Cordes-sur-Ciel, exclusivamente por carreteras nacionales (D53, D9, D73, D80, D27 y D91) con mucho encanto.

De nuevo bosques infinitos, ríos caudalosos, montañas y castillos, hermosos pueblecitos por todos lados, atravesamos algunos, divisamos otros, pero los disfrutamos todos. Nos encontramos con un asfalto bastante bien conservado durante toda la ruta y perfectamente señalizado. Este tramo de la ruta nos llevó 3 horas realizarlo, pero es de una belleza absoluta y de una calidad motera impresionante. Cordes-sur-Ciel es un lugar privilegiado y precioso, con un gran ambiente motero. Se trata de una ciudad medieval del siglo XIII con una ciudad baja al pie de la montaña y una ciudad alta protegida mediante 4 murallas concéntricas. Belleza, gastronomía, nuestra BMW y nosotros dos juntos, después de un año de esfuerzo, ¿a qué me refiero con esto?. Nos lo merecíamos. Mi novia y yo nos prometimos mutuamente sacrificarnos compaginando el trabajo y las oposiciones durante todo el año, esforzarnos para tener un futuro mejor juntos, y premiarnos en verano con un magnífico viaje en nuestra preciosa BMW R 1200 GS ADVENTURE RALLYE que con tanto esfuerzo adquirimos, bautizada como “Pegaso”, en este su viaje inaugural.

Tras la visita, continuamos el viaje por las carreteras D8 y D922 hacia Saint-Martin-Laguépie, un pueblecito maravilloso encerrado entre dos ríos, el Aveyron y el Viaur. Una breve parada en el pueblo y seguimos el cauce del río Aveyron por la D958 y la D106 en dirección a Najac, en Occitania, oficialmente la región con más pueblos bonitos de Francia. La ruta en moto es impresionante, carreteras de bellísimos paisajes que serpentean por montañas con una frondosidad de cuento, puentes de piedra entre bosques, y con la vista puesta en una edificación que se va haciendo más y más grande, el castillo de Najac, del siglo XII, coronando una montaña tras la que se puede vislumbrar un pueblo trepando sobre la cresta de una colina.

Tras su visita, proseguimos el viaje por las carreteras nacionales D39, D922 y, por último, la D911 hasta Cahors, donde pernoctamos. Comenzamos el día siguiente en Cahors. Cuenta con el puente más bonito de Francia, Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO, y con un sinfín de cosas más que ver, ya que tiene más de 2.000 años de historia. Salimos de Cahors por la carretera D911, y nos desviamos por la D8 hacia Sant-Cirq-Lapopie, en tan solo media hora de recorrido y de nuevo por carreteras nacionales de bella estampa muy moteras, con mucha afición y muy cuidadas, llegamos a esta joya, oficialmente entre los primeros puestos de “Los pueblos más bellos de Francia” y votado como “El favorito de los franceses” hace pocos años.

Se trata de un pueblo colgado sobe el río Lot, compuesto por un conjunto armonioso de bellas casas de piedra con tejados marrones y una iglesia gótica fortificada que se alza al borde del alto acantilado. Es una maravilla del siglo XIII con tan solo 207 habitantes. Degustar la cocina local sentado en un restaurante encantador, con el pueblo a tus pies, y tras haber llegado hasta este enclave tan especial con tu novia en vuestra BMW, es uno de los recuerdos más bonitos del viaje y una experiencia inolvidable. Continuamos el viaje hacia La Roque-Gageac, ya en el valle del rio Dordoña, un valle repleto de majestuosos castillos a las orillas del río que hacen de este valle un verdadero espectáculo motero, ya que las carreteras de asfalto oscuro y aterciopelado zigzaguean por el valle entre rocas, ríos, bosques, castillos y pueblecitos de ensueño. En especial la nacional D46 es una delicia, recorre todo el valle del río Dordoña hasta nuestro destino, La Roque-Gageac. Se trata de otro de “Los pueblos más bellos de Francia”, ocupado desde la prehistoria. Finalizamos el día en un hotel de la zona, muy antiguo, con aparcamiento gratuito para motos, situado en la plaza principal del pueblo y en la misma orilla del río. Al día siguiente nos dirigimos a Beynac-et-Cazenac (Carreteras D662, D41, D13, D10 Y D46), en el corazón de la zona, para recorrer sus calles repletas de casitas encantadoras a orillas del mismo rio, y ascender a su castillo, al que se puede acceder en moto casi hasta la misma muralla. Encontraremos un ambiente muy motero, carreteras de curvas con asfalto impoluto, y castillos conservados con mimo. Tomamos la tarde en recorrer pueblecitos en el curso del río Dordoña, en visitar maravillas naturales cercanas, y en recorrer el río en canoa. Terminamos el día remontando el río en moto por las carreteras el valle en dirección oeste para ir acercándonos a la zona de Rocamadour. Nos aguarda un hotel sencillo en uno de los pueblos con encanto de la zona, Souillac.

El día comienza surcando las fantásticas carreteras nacionales D43 y D247 hacia Rocamadour a través de una concatenación de curvas que nos dibujan una gran sonrisa en la cara ya desde tan temprano por la sucesión de paisajes y carreteras sinuosas, el ronco rugido de Pegaso y la cantidad de compañeros moteros de todo el mundo que nos encontramos por estas curvas en apenas 30 minutos de trayecto. Rocamadour es una preciosa villa en la región Occitania que se yergue sobre el valle del río Alzou, excavada literalmente en la piedra y sobre las terrazas de su acantilado. Votado el segundo pueblo más bonito de Francia, es una maravilla cuya historia se remonta a tiempos apostólicos. Es un milagro que lugares así existan y se puedan visitar. Tras disfrutar de Rocamadour, nos dirigimos ruteando por una de las rutas moteras más bonitas de nuestra vida hasta Entraygues-sur-Truyère por la carretera D840, una ruta retorcida de más de dos horas de conducción pura entre pueblecitos de montaña, valles, bosques, un parque natural, curvas reviradas, ríos, animales que se acercan a conocernos en las paradas, hasta otro pueblecito en un enclave fastuoso, Entraygues-sur-Truyère, en el encuentro de dos ríos, el Truyère y el Lot, con sus casas antiguas con tejados de lajas, su castillo fortificado y su puente gótico del siglo XIII.

Nos hospedamos en un hotel situado junto al puente, donde nos trataron muy bien y nos aconsejaron qué visitar y donde degustar una cena auténtica con productos autóctonos en el paseo fluvial. Salimos al día siguiente por la nacional D107 hacia Conques, de nuevo un festival motero de curvas y paisajes increíbles para desayunar. La villa de Conques, fundada en el siglo XI, cuenta con apenas 300 habitantes y se aferra a la ladera de una montaña. Una vez repuestos de tanta belleza y singularidad, continuamos nuestro periplo por las carreteras D901, D22 y D11 hacia Belcastel, una ruta de más montaña sin ríos ni prados, más escarpada y con zonas más estrechas en las que hay que manejar la moto con precisión, cuidado y buena técnica, y, si puede ser, con la asistencia de la mejor copiloto como es mi caso, y combinando los modos de conducción de “Pegaso” según la situación, agradeciendo las ayudas electrónicas de la moto en alguna situación comprometida.

Belcastel es un pueblecito pequeño y medieval totalmente conservado, en un valle habitado desde el siglo V. Cuenta con un pequeño puentecito, un castillo del siglo XI y un pequeñísimo núcleo urbano, ya que en él habitan tan solo 47 personas. Al otro lado del precioso puente, encontramos la iglesia del siglo XVI. Continuamos el viaje por la nacional D993 y la D911 hasta Sant-Rome de Tarn, una ruta fantástica de un par de horas de duración y de relieve mucho más tendido, carreteras rápidas, curvas amplias, lagos navegables llenos de vida, prados y cursos de agua varios, y algún puerto de montaña, hasta llegar a nuestro destino, un pequeño pueblecito de la misma región en la que nos encontrábamos, Occitania.

En plena ribera del rio Tarn, encontramos este pueblo fortificado del siglo XI. Nos hospedamos en un hotel dentro de la población, muy pequeño, regentado y atendido por una familia, y cenamos en su restaurante degustando productos autóctonos de calidad infinita. Comenzamos otro nuevo día de ruta motera con un trayecto de una hora de duración, surcando las nacionales D999, D77 y D7 hasta llegar a “La Couvertoirade”, en una ruta por la campiña francesa por carreteras rápidas con tráfico hasta llegar a uno de los descubrimientos más sorprendentes del viaje. Al llegar, nos reciben dos torres que flanquean una antigua puerta fortificada y conducen a un entramado de callejuelas empedradas, pasadizos cubiertos y casas del siglo XV. Solo 25 habitantes. Es absolutamente imprescindible visitarla. Continuamos al atardecer, ruteando hacia nuestro destino de descanso, Perpiñán, a través de las nacionales D609, D142 y D35, bordeando ciudades como Béziers o Narbona, y un segundo tramo con campos y praderas, lagunas y a través del parque natural de la Narboinnaise, por las carreteras nacionales D908, D909A, D909, D609, D6009 y D117 hasta llegar a Perpiñán.

De nuevo un trayecto motero, comprendiendo ambos tramos, de 4 horas de duración, en el que disfrutar de nuestra flamante BMW y su excelente calidad de rodadura. Concluimos el día en un hotel contemporáneo con aparcamiento en la zona norte de Perpiñán. Salimos de Perpiñán por la nacional D22 y la D81 hasta llegar a Colliure, con bonitos paisajes de pequeños acantilados sobre el mar. Se trata de un destino muy antiguo, siendo destino de navegantes fenicios, romanos y griegos. En moto llegamos hasta el puerto, con un aparcamiento gratuito a los pies del castillo. Tras pasar el día en Colliure, regresamos a Barcelona por la Junquera, utilizando la Nacional 2 y la carretera C35, por unas carreteras de montaña espectaculares pero muy concurridas. 8 días de deleite de los sentidos, de conducción entre bosques, ríos y castillos, de liberar estrés. De disfrutar de ser moteros y tener el privilegio de hacerlo a lomos de esta maravillosa máquina tan fiel, tan exquisita y potente. Querida “Pegaso”, bienvenida a la familia.

Rutómetro

Itinerario

Barcelona – Montirat – Cahors – La Roque-Gageac – Beynac-et-Cazenac – La Dordoña – Rocamadour – Entraygues-sur-Truyère – Conques – Belcastel – Saint Rome de Tarn – La Couvertoirade – Perpiñán – Perpiñán – Colliure – Barcelona

  • Ruta total: 1500 Km
  • Época recomendada: Todo el año

Puntos de interés

  • Rocamadour
  • Entraygues-sur-Truyère
  • Conques
  • Belcastel
  • Sant-Rome de Tarn
  • La Couvertoirade
  • Perpiñán
  • Colliure

Hotel recomendado Ruralka